La «fiesta» de los burros en Carrizalillo ciudad de Freirina
Lo que nació como una necesidad para contabilizar a los burros que durante la época colonial vivían en los campos, hoy es una gran tradición que se celebra cada mes de octubre. Se trata del rodeo de burros salvajes, la actividad criolla más grande del país, y que este año reunió alrededor de 200 huasos a caballo, provenientes de distintas regiones del país, para ser parte de esta costumbre, cuya nueva versión comenzó el jueves en la localidad de Carrizalillo, comuna de Freirina.
Un espectáculo donde los jinetes previamente organizados por el capataz del campo salen de madrugada en busca de los asnos que viven asilvestrados en la zona. Todos los días recorren por horas distintos sectores, donde los huasos forman un gran abanico que se va cerrando hasta dejar cautivos a los animales, que terminan en los corrales dispuestos por los organizadores.
El motivo de este atractivo turístico es que los crianceros deben reconocer, marcar y comercializar o tusar a sus asnos, luego de corretear por días a entre 1.500 y 2.000 burros. “Cada uno tiene su señal para reconocer a su animal, y en caso de confusiones, que sucede comúnmente con las crías, se hacen arreglos de palabra”, explica Jorge Torres, dirigente y capataz. Esa última función conlleva una gran responsabilidad, ya que es la autoridad máxima quien toma la decisión final cuando ocurren estas circunstancias.
Oriel Alvarez, historiador del Valle del Huasco, explica que “esta actividad se realiza en varias regiones del norte, pero Carrizalillo cuenta con más de 4.000 burros, entonces en los últimos años se ha transformado en una ‘fiesta’ típica de la zona”, donde los visitantes experimentan las tradiciones de la Región de Atacama. También relata que en las noches los huasos celebran con vino, cerveza y asado, y “se arma una fiesta similar a un 18 de septiembre de pueblo”, agregó.
En los últimos cuatro años, la Universidad Santo Tomás ha trabajado en conjunto con el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), ya que es poco el conocimiento que se tiene de los burros, y en el marco de los rodeos, profesores y estudiantes aprovechan de estudiarlos, según cuenta Oscar López, director de la Escuela de Medicina Veterinaria de la facultad. “Nosotros participamos en todo lo que es la acción sanitaria que desarrolla el SAG en Freirina, vinculándonos con el medio y prestando servicio a la comunidad”, dice el facultativo.
Aprovechando la ocasión, el SAG está realizando un control sanitario por una enfermedad infecciosa que se detectó en los burros de las regiones de Atacama y Coquimbo. Una enfermedad donde los machos son portadores de por vida y ponen en riesgo a la población de los asnos, ya que causan abortos o crías débiles.