Mensaje del Obispo en la Misa Solemne de la Fiesta de La Candelaria
Mons. Aós, Obispo de Copiapó: “Virgen María, haz que siguiendo a tu Hijo, para el mundo seamos luz”
Estos versos del himno a la Virgen Candelaria fueron parte del mensaje que el Obispo de Copiapó, Mons. Celestino Aós, entregó en la Misa Solemne, este domingo 5 de febrero, en su Santuario.
El Pastor señaló ante los miles de fieles que se congregaron en el Santuario, que Jesús se autoproclamó Luz del mundo, pero también, tal como lo dice el evangelio del día, llamó a sus discípulos de la misma forma, al nombrarlos “sal de la tierra y luz del mundo”.
«Vernos a nosotros mismos en la verdad»
Don Celestino repitió las palabras del himno de la Candelaria: “Haz que siguiendo a tu Hijo, para el mundo seamos luz”. “¿Qué significa que nosotros seremos luz? –preguntó-. Que queremos vernos a nosotros mismos en la verdad, sin creernos los mejores pero también sin complejos de inferioridad”. Continuó: “Ser luz es ver a la creación con el respeto y la alegría de no ser ni sus esclavos ni sus maltratadores; es ver a la humanidad en la verdad, no son un hatajo de sinvergüenzas, son hermanos, a veces tentados, oscurecidos; es ver a la Iglesia pecadora y santa, luz para el mundo, madre de cada uno de nosotros; es ver en cada hombre y mujer una criatura del Señor, redimido por Jesucristo”. Reiteró la invitación “a acercarnos con luz a las familias y a los jóvenes, a trabajar por una convivencia más honesta y respetuosa, y a participar cada domingo en la misa”.
En el ofertorio, integrantes de los bailes llevaron al altar un culero, una flauta y un tambor junto a las uvas y al pan.
Obispo inicia Visita Ad Limina
En la parte final de la misa, el Obispo agradeció al Rector del Santuario, P. Francisco Javier Medina, toda la organización de la fiesta. También saludó al cacique de bailes de La Tirana de visita en la fiesta, y a un grupo de peregrinos paraguayos que pidieron la bendición sobre una imagen de la Candelaria que se llevarían de vuelta a su país. Aprovechó de despedirse pues anunció su viaje a Roma por la visita Ad Limina junto a todos los obispos de Chile.
La fiesta continuó en la tarde, con la tradicional procesión de alrededor de sesenta bailes religiosos de Atacama y otras diócesis, y la eucaristía.