Monseñor Celestino Aós Braco, nuevo Obispo de Copiapó
Con ánimo de fiesta comenzaron a llegar temprano las personas al frontis de la Catedral, para participar de la eucaristía. Soportaron con optimismo el sol abrasador que salió temprano en la capital regional.
A las 17 horas llegó la procesión de los celebrantes presidida por el Nuncio, Monseñor Ivo Scapolo. 20 Obispos de todo el país, todos sacerdotes y diáconos de la diócesis además de invitados de otras latitudes, acólitos y estandartes de los colegios, que recorrieron las calles del centro de la ciudad hasta llegar al altar en las afueras de la Catedral de Copiapó.
La celebración comenzó con la entronización de la imagen histórica de la Virgen de La Candelaria, acompañada por los bailes tradicionales. Luego, un sentido saludo del ahora obispo emérito, Mons. Gaspar Quintana, quien le dio la bienvenida a don Celestino, recordó a los anteriores Obispos, y concluyó pidiendo a María «que derrame sobre ti la ternura y sabiduría de su corazón como Madre de Cristo, luz de las naciones, Virgen de La Candelaria».
En la homilía, el Nuncio, Mons. Ivo Scapolo, destacó el momento histórico para la Iglesia de Atacama y agradeció la labor pastoral de don Gaspar.
Luego tuvo lugar el rito de la profesión de fe y las promesas de don Celestino. A continuación cada obispo impuso sus manos sobre el nuevo Pastor. Las insignias episcopales fueron presentadas, el anillo por su familia, la mitra por una religiosa y el báculo por una familia catequista. Una vez concluido este momento, don Celestino tomó posesión de la cátedra, siendo presentado a los fieles como el nuevo Obispo de Copiapó.
Uno a uno, los Obispos y sacerdotes saludaron al nuevo Pastor. Un momento especial se vivió cuando recibió el saludo del Obispo que deja la diócesis, don Gaspar. Ambos compartieron un emocionado abrazo. Después, su familia, diáconos, autoridades y fieles, que pudieron saludar y expresar sus buenos deseos a don Celestino.
En el momento de las ofrendas se presentó al altar un trozo de glaciar, que representa el urgente compromiso de la Iglesia diocesana de defender el agua y el medioambiente.
Antes de finalizar la celebración, Mons. Celestino tomó la palabra. Agradeció al Señor «que ha hecho grandes cosas en mí» dijo, y también dio las gracias a todas las personas que lo acompañaron, especialmente a los obispos, y a quienes viajaron desde los lugares más distantes de la diócesis, y desde Valparaíso y Los Ángeles. Tuvo palabras de reconocimiento a los jóvenes que estuvieron en el equipo de servicio. «No se cansen de seguir a Cristo» les dijo, y agregó que «vale la pena ser sacerdote».
Una fiesta que vivió la diócesis de Copiapó, que recibe con amor filial al nuevo Obispo, Monseñor Celestino Aós.
Fuente: Comunicaciones Copiapó